Bookmark and Share

Rectorado Nuevo de LUZ

Resistencia

Jorge Palencia
Rector de LUZ
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Un país en el que la protesta se convierte en un acto de inmolación, pone en entredicho su vocación democrática y revela desprecio por la condición humana. Lo digo con la mayor de las impotencias.

 

Lo digo desde la disidencia que se legitima ante la sordera oficial, y preso de la rabia ciudadana que se nos estanca en la garganta, ante las 35 huelgas de hambre que se han registrado en el país, sólo en lo que va de año. 


Sabemos que algo auténticamente torcido se ha instalado en una sociedad, cuando sus ciudadanos, de distintos estratos y por múltiples causas, se ven obligados casi que a institucionalizar este mecanismo de lucha para intentar hacer valer sus derechos


Diversas organizaciones de derechos humanos lo han anunciado: de mantenerse esta tendencia, podríamos superar la cifra de 105 ayunos prolongados alcanzada en el 2010. Esto es: decenas de venezolanos matándose de hambre a la intemperie, por voluntad propia, en busca de reivindicaciones. Un acto agresivo y de violencia contra sus propias vidas, al tiempo que inequívocamente radical y pacífico para el gobierno. 


Y como si esto fuera cosa -a lo sumo- de mediana monta, pocos parecen recordar la inmolación de Franklin Brito, mientras seguidores del gobierno invitan por los medios públicos a compartir parrilladas frente a los huelguistas. Así de ignominioso se nos ha vuelto el país. 


El mismísimo Platón trató el derecho de los pueblos a enfrentar tiranías e injusticias. Luego, el derecho a la resistencia fue incluido explícitamente en documentos más acabados como ese colofón de la Revolución francesa que fue la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Así nos declaramos hoy los universitarios: en resistencia. 


El país ha sido testigo. Marchas, proclamas, denuncias, paros activos, paros escalonados, cartas privadas, cartas abiertas, argumentos, propuestas. Nada ha servido. Persisten, sí, los sueldos miserables, el intento de desmontaje y la desmoralización general progresiva de nuestro sistema nacional de educación superior. 


No fortuitamente desde hace más de 2 semanas un grupo de universitarios se mantiene en ayuno prolongado frente a la sede del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en Caracas. Resistimos desde allí, y desde nuestras obligaciones diarias para salvaguardar y mantener a flote con dignidad nuestra universidad autónoma: una de las mayores conquistas intelectuales y de progreso social de los venezolanos. 

© 2024 Universidad del Zulia. Derechos reservados. Maracaibo, Venezuela. Acerca de LUZ Web. Ayuda.