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Rectorado Nuevo de LUZ

Contra natura

Jorge Palencia / Rector de LUZ

Cuando se pierde el sentido ético del poder, éste se absolutiza, e intentará sostenerse maquiavélicamente y crecer por todos los medios, lícitos e ilícitos, sin importarle presentar lo falso como verdadero. Más clarividente y útil imposible, el pensamiento de William R. Daros, para explicar aquello que ha dado origen al intento más inmoral de demolición de la universidad autónoma nacional, propiciado por gobierno alguno en Venezuela. 


Esa inmoralidad ha determinado que nuestras universidades inicien la segunda década del milenio hundidas en el peor caos de su historia. Con la imposición de una Ley de Educación Universitaria inconsulta, diseñada para el control político e ideologizante de sus miembros y estructuras, el gobierno, desesperado, decidió que su radicalización debía incorporar –ya- a estas casas del saber, o más bien, a estos incómodos enemigos políticos, como se nos asume desde “el proceso”.  


Y así, bastó un madrugonazo legislativo para hacerle otro traje a la medida a un Estado “socialista” que no existe en nuestra Constitución vigente. Tan a la medida es, que en los próximos 6 meses el Reglamento Electoral y un Reglamento de Gobierno Universitario vendrán impuestos por el Ejecutivo Nacional, ergo, ministro de Educación Universitaria. Esto es, ciertamente, sólo un ejemplo de la confiscación de la potestad de autonormación de las universidades, un golpe de estado a su autonomía; la gran pregunta es: ¿para qué?

Hemos analizado el producto de ese madrugonazo, aún no promulgado por el Presidente Chávez. No es una ley que permita superar problemas verdaderos del subsistema de educación superior, mucho menos mejorar la calidad de la educación universitaria, es una ley para ejercer el control político-ideológico nada menos que de las instituciones llamadas a salvaguardar el pluralismo y la libertad del pensamiento.    


Volvamos a Daros: ideologizar es suprimir en el otro su libertad de pensar, es conseguir que el otro piense que la verdad es una sola y de una sola forma: la del ideologizador; pero además, el ideologizador culpabiliza a la víctima, como enemiga de la verdad, de la patria o de otros valores, si ésta se resiste a pensar como él. 


Señores del gobierno: el único problema con eso es que ir contra natura jamás fue tan difícil.

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